24/11/13

La putada de los títulos



            Lo nuestro fue una fábula desmedida. Me sorprendía siendo una gata callejera que maullaba en tu puerta por un poco de calor, pero tú y tus ausencias relativas siempre tenían planes en otro callejón. En ocasiones te veía desde el tejado con tu mano entrelazada a otra mano, tu boca asediando otra boca, y mis arañazos aún frescos en la puerta a tu memoria.

            ¿Me recuerdas? A veces se te escapaba un 'te quiero', aunque no sé si era para mí o para otra; a veces lanzabas una moneda al aire y si salía cara me comías hasta las comas. Para ti siempre fui la chica del pelo negro y los ojos de color miedo, igual te sueno. ¿Sabes qué, corazón? A veces a menudo a diario creo olerte entre la multitud, se me rasgan las pupilas y maúllo a mi alrededor, como una gata malherida que ya no encuentra consuelo en ningún rincón.


Lo peor de todo esto
es no haber aprendido aún la moraleja,
y es que a ti te van más las perras.

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