23/9/12

Buffet libre Z



            La oscuridad se había adueñado de las calles desde que estalló el pánico. Para entonces la Guerra Z era una realidad, una batalla entre el hombre y su propia naturaleza; claramente el ser humano llevaba las de perder, no se ganaba una lucha con un iPhone 5 ni con todo el armamento posible, no mientras el terror alimentase sus mentes dormidas. Ya no servían los placebos de fe con los que la humanidad se había drogado durante los últimos meses. En un mundo así, ¿qué esperanza iban a tener?


           
Piazza del Duomo, Florencia.
Año 2013.

            El gato aferraba con sus zarpas la carne maloliente para ayudarse a dar sendos bocados, clavando las fieras uñas en los miembros del cadáver. La sangre resbalaba por el morro del felino y pronto se formó un charco fresco bajo él, aunque para entonces no era la única sangre que se había derramado allí, ni aquélla la única víctima de los Z. Otrora una apuesta joven que había viajado desde España para hacer su Erasmus (o lo que surgiera entre coito y coito), para entonces sólo quedaban restos fugaces de lo que fue. Su rostro descompuesto en una mueca de pánico había grabado el horror de ser devorada viva por decenas de bocas hambrientas; de sus brazos sólo quedaban ligeros pedazos esparcidos a su alrededor, su torso contaba con enormes orificios con forma de dientes y garras (los zombies no tenían por costumbre hacerse la manicura). Por suerte sus piernas tan sólo contaban con algunos arañazos y mordeduras, aunque era aquel gato el que realmente se estaba dando un festín a su costa.

            Los ojos ambarinos del felino, cuyo pelaje de un tono azabache le hacía fundirse con la oscuridad de la plaza, se alzaron cuando escuchó el ya común sonido de unos pasos arrastrándose. Sus pupilas dilatadas dieron con un Z a lo lejos, caminaba a tientas como una sombra sin dueño, por suerte parecía lo suficientemente desorientado como para pasar desapercibido el olor del gato y su particular manjar. Arrastraba un tobillo roto mientras andaba con los hombros caídos y cabizbajo. Marcas en su cuello con forma de fauces auguraban la suerte que había corrido aquel desgraciado que seguramente había hecho caso a los medios de comunicación y se había encerrado en su casa, sin saber que los zombies tenían servicio a domicilio. El gato volvió la cabeza para seguir alimentándose cuando sus ojos se cruzaron con la furiosa mirada de la muchacha que devoraba, quien había alzado la cabeza hacia él. Su gesto, antes de terror, se había torcido en uno de rabia al verse como primer plato de un felino; el Z “renacido” intentó incorporarse para espantar al animal, mas la ausencia de carne en su tronco no le permitía erguirse. Hizo el intento de ahuyentarle con los brazos, y habría funcionado de conservarlos. Los ojos inyectados en sangre del zombie observaron con indignación cómo el gato, lejos de sentirse amenazado, siguió mordisqueando su pierna con más fuerza para arrancar buena parte de su inminente bocado. El Z estaba probando su propia medicina ante la atenta mirada de la Santa María dei Fiori. Caprichosa paradoja.



“Las mentiras del pasado habían desaparecido tiempo atrás
y la verdad estaba en todas partes, arrastrándose por nuestras calles,
atravesando nuestras puertas, desgarrándonos el cuello”,
Max Brooks, Guerra Mundial Z.
 

3 comentarios:

  1. jeje, me ha gustado mucho.
    Me encantó esa forma tan irónica de ir describiendo al Z.
    Escribes genial.
    Me pasaré más a menudo!

    1bsito!

    PS: Yo me fui de erasmus... y bueno, se hacen más cosas, ep??
    (y no me refiero a lo de ser devorado por un Z) :p

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    1. *__* ¡Mil gracias por pasarte! Me ha dado una agradable sorpresa leer tu comentario, y sobre todo saber que te ha gustado aunque me considero principiante en el tema Z. >< Fue el primer relato que escribí de este tipo.

      Y no, no dudo que en los Erasmus se hagan más cosas, de hecho soy una fiel defensora de ello, pero quería darle un toque de humor negro al relato. Me da a mi que si seguimos así no podré decir yo qué se hace o deja de hacerse en un Erasmus por experiencia propia... Pero no me digas que ser devorado por un Z no es una bonita anécdota.

      ¡Besitos!

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  2. Genial. Gran relato, Muchas felicidades ^^

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