A
medida que los años pasaban, el monstruo se iba haciendo más y más grande. Se
alimentaba de ira y rencor cuando su mundo se volvía oscuro. El armario se le quedó pequeño, y se mudó bajo la cama. Pero
ella guardaba tantísima rabia y dolor, que el monstruo comía más y más, y
seguía creciendo más y más.
Una
noche, el monstruo devoró tanta agonía que ya no tenía lugar donde esconderse.
Entonces ella le hizo un hueco en la cama y durmió abrazada a su monstruo interior
toda la noche.
Pero él quería más y más
y más y MÁS.
El
monstruo habita en su corazón;
le gustan los lugares oscuros y húmedos.
le gustan los lugares oscuros y húmedos.
Bo-boom...
Bo-boom...
Bo-boom...
Bo-boom...
Bo-boom...
¿Le oyes latir?
Ojalá jamás despiertes con la sensación de haberte estado devorando por dentro y decidas volverte a dormir
ResponderEliminar@_empipat
Se de lo que hablas...El final me pone los pelos de punta. Y bien.
ResponderEliminar@_DobleR