Algún día ocultarás el rostro entre
tus manos y entenderás por qué yo no quería el desayuno en la cama, una boda
por todo lo alto o ser madre a los treinta años. Ese mismo día comprenderás por
qué le pones mi cara a tu mujer cuando hacéis el amor, o por qué me añoras
tanto sin razón.
[Pero
corazón...
Solo me sale decirte... Gracias.
ResponderEliminar