A veces me sorprendo mirando el
fregadero lleno de platos sucios y copas de la noche anterior. Se me antojan
restos de toda una vida, porque como tú esas manchas no se van. Necesito que desaparezcas de
mi vida: voy a comprar un lavavajillas.
Y el
cabrón se ha tomado un café en tu taza del desayuno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario