6/12/12

Morte e sangue

(...)

—Me estoy muriendo —cortó él, quien se había armado de valor y soltó esa enorme piedra que llevaba sobre los hombros él solo durante tantísimo tiempo. Yvae quedó atónita, su gesto se había quedado congelado. Tullio tomó aire, y fue entonces cuando ella notó que le costaba respirar —.He intentado cargar con ello yo solo, Yvae, pero no puedo más, no puedo más…

      Tullio escondió el rostro entre sus propias manos, se sentía más agotado que nunca. Yvae no podía reaccionar; su mirada, aunque ausente, estaba posada sobre su amigo que no se atrevía tan siquiera a mirarla, mientras sus propios ojos se colmaban de lágrimas sin que ella pudiese darse cuenta. El hombre fue a decir algo pero repentinamente un dolor le oprimió el pecho y comenzó a toser con fuerza, cayendo al suelo desde la banqueta; Yvae soltó una exclamación y reaccionó cayendo de rodillas a su lado mientras le sujetaba y pasaba una mano por la espalda en un inútil intento de mitigar su dolor. No sabía qué le pasaba, cómo ponerle remedio ni qué podía hacer, se sentía más pequeña que nunca.

      Durante unos desgarradores segundos la tos de Tullio rompió el aire de forma estrepitosa hasta que poco a poco se fue mitigando el dolor en su pecho y su respiración fue tornándose más calmada. Fue entonces cuando el hombre alzó la mirada para dar con la de una Yvae encharcada en lágrimas y sollozando por lo bajo, la mujer se mordía y apretaba los labios aguantando un gemido de angustia. Quedaron sumidos en un breve aunque profundo silencio hasta que las manos de Tullio cazaron a Yvae por las mejillas y la atrajo hasta sí para unir sus labios a los de ella. La besó con rabia y fuerza mientras Yvae parecía haberse quedado congelada, sin poder ofrecer más resistencia ni responderle de otra manera que con las lágrimas que seguían naciendo de sus ojos y el jadeo ahogado de a quien el aire le sabe a poco. Sentía el sabor amargo de la sangre en la boca de Tullio, y cómo éste se entremezclaba con la sal de sus lágrimas. Cuando el hombre se separó ambos compartieron una intensa mirada.

—Un beso por todos los que perdí aquella noche en Italia, y cuantos arrojé al vacío al separarme de ti.

      Tullio envolvió el débil cuerpo de la mujer entre sus brazos e Yvae lloró en su hombro como jamás habría hecho en su vida. Allí, sentados en el suelo y con las llamas como únicas testigos, se dieron cuenta de todo lo que habían abandonado por el camino y cuán diferente hubiera sido todo si, hace más de trece años, se hubieran amado sobre un colchón de olas saladas y brisa marina.





Yvae (Audrey Tautou) y Tullio (Serj Tankian)
son dos personajes de rol cuya vida llevo escribiendo cerca de tres años,
tanto con otros escritores como con relatos como éste.

Gracias a ellos por hacerlo posible.


1 comentario:

  1. Querida amiga, tu blog es simplemente magnífico, repleto de Literatura, emoción, vida...Me ha sorprendido tu manera de escribir, exquisita y prodigiosa. Me quedo por aquí. Un abrazo y felices fiestas.

    ResponderEliminar