Quizá dentro de unos años, cuando casi
nos hayamos olvidado, nos encontremos por casualidad en un andén del Metro de
Madrid. Nos daremos dos besos que sabrán a pasado y me preguntarás qué tal
estoy, si ya he terminado la carrera y si sigo echándole tres de azúcar al
café. Para entonces yo ya habré muerto, y en lugar de coger el tren nos daremos
la vuelta en busca de un lugar donde ahogar tanto recuerdo.
Y allí, separados por una mesa y varias
miradas indiscretas, me contarás que estuviste con una rubia que te rompió el
corazón, que las mujeres somos unas hijas de puta y que aún te acuerdas de mí
cada vez que llueve. Yo te contaré que los hombres sois unos capullos, que ya
ni para follar me queréis y que tardé meses en quitar tu esponja de mi ducha.
Habrá un silencio de los que gritan "te he
echado de menos", pero será demasiado tarde porque ya no somos los mismos.
Para entonces habré muerto por
quinta vez. Te levantarás para pagar la cuenta y yo lanzaré una moneda al aire:
si sale cara te invito a recoger la esponja en mi casa, si sale cruz nos
despedimos en la boca de Metro sin haberme comido la tuya.
Saldrá
cruz, seguro.
Me gusta. Aunque no sea cara.
ResponderEliminarhttp://ivanptena.tumblr.com/